A la sombra de Duke, Bluetooth se convirtió en mi “caballo de oro”. Cuando llegó a mí, ya era un caballo conocido por varios jinetes destacados. Después de montarlo por primera vez, me di cuenta de que era mucho más de lo que pensaba. Empezamos con un 70% en Gran Premio y fuimos subiendo poco a poco. La mayor parte del tiempo pasamos los meses de invierno en Florida para probar cosas, por ejemplo, averiguar el momento adecuado para montar. Eso fue bueno para Bluetooth. Al igual que el intenso trabajo de nuestra entrenadora nacional Monica Theodorescu. El resultado es bien conocido: Oro por equipos en París.

Veuve Clicquot, le llamamos Ville, es en realidad el caballo favorito de mi compañero Lars. El año pasado montó a este hijo de Vitalis hasta el subcampeonato de Alemania. Cuando Lars está fuera, por ejemplo en Wellington, me toca montar al alazán. Ville tiene siete años y estaría predestinado para la Copa Burg de Núremberg. El pasado diciembre, Lars estuvo en Frankfurt conmigo y vio el ambiente y el estado de ánimo que había allí. Después de aquello, se dio cuenta de que Ville tenía que adquirir absolutamente experiencia en torneos. Así que me puso directamente a su cargo en Frankfurt. Lars siempre me ha apoyado en todas las situaciones, hasta los Juegos Olímpicos. Me alegro de poder contribuir ahora a que Lars y Ville sigan por la senda del éxito».